La cantidad de veces que me he quedado mirando la hoja en
blanco por un montón de tiempo sin saber qué escribir… aunque estaría mintiendo porque en realidad
siempre sé qué escribir, el problema no es el qué, sino el cómo. ¿Cómo empezar?
Hay tantas cosas dentro de mí que quieren salir; tantas palabras sin decir,
tantas cosas sin hacer, tantos sentimientos ocultos… entonces está esta hoja en
blanco en frente y las palabras se amontonan en mi cabeza y me abruman. Trato
de ordenarlas y ubicarlas en el lugar correcto, pero no estoy segura de hacerlo
bien. Quiero hacerlo bien, porque así la gente puede entender y si puede
entender entonces eso significaría que no estoy tan loca, porque lo que pienso
tiene sentido para otros. Pero siempre está el miedo. El miedo a no ser
comprendido correctamente y no ser aceptado finalmente porque, enfrentémoslo,
todos decimos: “¿Qué importa lo que el resto piense?”, pero la realidad es que nos
afecta y mucho. Nadie quiere estar solo, nadie quiere sentirse solo y todos
quieren tener a alguien que les diga que aunque estén locos, crean lo que
crean, hagan lo que hagan y se vean como se vean, los quieren. No es como si yo no tuviera a nadie, no se
trata de eso porque tengo una hermosa familia y muy buenos amigos, pero siento
que soy deshonesta con todos hasta con migo misma, porque no digo lo que
pienso. A ver si puedo aclararlo: Puedo dar un consejo y ser sincera al cien
por ciento, puedo dar mi opinión sobre cualquier tema con honestidad y a veces,
incluso, demasiada honestidad; el problema soy yo. Sobre lo que no puedo ser
honesta es sobre mí y cómo me siento. No sé cómo abrirme con mi familia y
muchas veces tampoco sé cómo hacerlo con mis amigos. Puedo estar deprimida
hasta el cuello y nadie va a darse cuenta porque no puedo expresarlo. Siento
que cada vez que doy un paso adelante, doy tres para atrás: cuando finalmente les
puedo decir a mis amigos que algo me pasa, la próxima vez voy a esmerarme
todavía más porque nadie se dé cuenta y es así siempre. Por eso escribo y amo
hacerlo; me da la posibilidad de decir las cosas que por otros medios no podría
y al mismo tiempo me sirve para entenderme a mí misma. Con los años, siempre
puedo releer mis escritos y comprenderme un poco más. Leer lo que escribo es
como hablar conmigo misma, es como decirme: “¡Hey! Esta sos vos, esto es lo que
pensás y está bien. No te asustes, vas a poder con todo, vas a poder salir de
esta porque ya lo pasaste y lo hiciste.”
Entonces, no importa si empiezo con una hoja en blanco y me quedo en
frente sin escribir nada por horas, porque al final, siempre termino
encontrando la forma de ordenar las palabras y sacarme un peso de encima.
Scarlet.
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